Los hijos de los presidentes de América Latina llevan una vida que a algunos les fascina y a varios les pesa. Por eso, mientras unos se embelesan con el poder y eligen seguir el camino de sus padres, otros prefieren alejarse de la política y tomar diversos caminos

Muchos de ellos crecieron en la residencia más importante de sus países, rodeados de agentes de seguridad y ante los flash que persiguen a sus padres. Sus adquisiciones siempre están bajo la lupa y sus acciones, a veces excéntricas, pueden convertirse en una cuestión de Estado.
Los hijos de los presidentes llevan una vida que a algunos les fascina y a varios les pesa. Por eso, mientras unos se embelesan con el poder y eligen seguir el camino de sus padres, otros prefieren alejarse de la política y tomar diversos caminos, desde el empresarial hasta el artístico, como ocurre con algunos “herederos” de los mandatarios de América Latina.
ARGENTINA. En Argentina, Máximo Kirchner (36) heredó la ambición de sus progenitores por el poder, pero prefiere ejecutarla desde las sombras. Los rumores sobre sus aspiraciones al Congreso o a un cargo público siempre son desmentidos por la realidad, que lo muestra viviendo en Río Gallegos, donde administra los bienes de la familia, lejos de cualquier exposición mediática. Desde esa ciudad patagónica, está a sólo un llamado de incidir en la opinión de su madre, Cristina Kirchner, y de colocar en posiciones estratégicas a los miembros de La Cámpora, la agrupación juvenil kirchnerista que creó.
BRASIL. A Paula Araujo Rousseff (37), la única hija de la presidenta brasileña, le fue más fácil combinar su profesión con la política: es abogada y es procuradora de Trabajo en San Pablo. Aunque lejos del Palacio del Planalto, aseguran que es clave en la toma de decisiones de Dilma.
BOLIVIA. Eva Liz Morales (19), la hija a la que Evo reconoció de adolescente, también cumple el rol de primera dama, pero en este caso, la lleva con alto perfil, hasta ser denominada por algunos ‘la Evita de Evo’. Desde que el Presidente boliviano la reconoció en el 2002, después de siete años de un juicio, el padre le cumple todos los caprichos y no tiene vergüenza en manifestar que es su preferida. Morales tiene otro hijo con otra mujer, Álvaro, a quien también reconoció hace unos años y es apenas meses, menor que su hermanastra. Eva Liz estudia Derecho y quiere dedicarse “al ámbito internacional”.
CUBA. Geográfica e ideológicamente cerca de Nicolás Maduro Jr., Alejandro Castro Espín (48), en Cuba, se perfila como un auténtico “heredero” político. Quienes apuntan a la continuidad castrista, en la isla comunista, señalan al único hijo hombre de Raúl Castro como el próximo mandatario. Además de ser uno de los hombres fuertes del régimen, ostenta en su currículum varios títulos: es ingeniero, magíster en Relaciones Internacionales (escribió el libro 'El Imperio del terror, un rapto antiyanqui') y coronel del Ejército. Desde ese rol, participó de la Guerra de Angola, en la que perdió un ojo y ganó el sobrenombre de ‘tuerto’ entre los opositores. Mientras Alejandro es el más temido, su hermana Mariela (51) es, por lejos, la más mediática de los cuatro hijos Castro Espín. Conocida por luchar contra la homofobia desde su Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), esta sexóloga decidió llevar su popularidad a la Asamblea Nacional en febrero del año pasado. Es la niña mimada del régimen, aun cuando es una gran generadora de controversias, como cuando confesó que “votaría por Obama” y cuando lucha por derechos que la isla no está dispuesta a ceder, algo que –se sabe– generó más de una discusión con su padre. “Mi papá me dice ‘bueno, ya estás en la Asamblea, ya no me plantees más problemas los domingos; di lo que tú quieras en la Asamblea’ ”, confesó el año pasado.
COLOMBIA. También abogado pero sin un sueldo estatal, el mayor de los tres hijos del presidente colombiano Juan Manuel Santos, Martín (25), ayuda a su padre desde el marketing político y desde su pluma. En el sitio estadounidense The Huffington Post, por ejemplo, escribió recientemente una columna para defender el diálogo de paz del Gobierno con las Farc. No obstante, Martín Santos forja su propia carrera al margen de la de su padre y de su país. En el 2012, viajó a Nueva York para ser asesor en el Consejo de Seguridad en Naciones Unidas, después tomó un avión para entrar en el mundo financiero con Merril Lynch, en Miami, y el año pasado se unió al think tank Abc Foundation, también en Florida. Su hermano menor, Esteban (19), estuvo en el Ejército, y ya manifestó que quiere estudiar Economía –como el padre– e Historia. “Fue una experiencia que marcará mi vida. Desde pequeño, cuando mi papá era ministro de Defensa, soñé con portar uniforme, ser soldado”, señaló al finalizar el servicio en agosto pasado, y reafirmó que “el servicio militar debe ser para todo el mundo sin excepciones”. En Colombia, la única mujer de la dinastía Santos, María Antonia (23), estudió Neurociencia en Estados Unidos, mientras que en Cuba, la hija mayor de Raúl Castro, Deborah, es ingeniera y estudió Química aplicada a la alimentación humana. Según dicen, su objetivo es ser ministra de la industria alimenticia.
CHILE. En Chile, el mayor de los tres hijos de Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos Bachelet (35), hará las veces de ‘primera dama’, así lo anunció la mandataria, la semana pasada. Dávalos ha sabido complementar la política con los negocios. Estudió Ciencia Política y trabajó en la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería, incluso durante la presidencia de su madre. Entonces recibió denuncias por conflictos de intereses, ya que aseguraban que al mismo tiempo manejaba junto a su mujer, consultoras que asesoraban a empresas orientales. En julio del 2012 renunció al puesto, para dedicarse tiempo completo al mundo privado y abrir nuevos emprendimientos, pero ahora vuelve al ruedo. Las hijas de Bachelet no estudiaron pediatría como su madre, aunque una de ellas sí hará vida de consultorio: Sofía (21), la menor de sus hijas, que estudia psicología. Por su parte, Francisca Dávalos Bachelet (29) estudió Antropología en la Universidad de Chile e hizo un posgrado en Buenos Aires. Si bien tiene poca relación con los medios, llegó a los titulares cuando, en mayo de 2005, chocó con su auto bajo los efectos del alcohol. “Claro que es un error y asumo la responsabilidad”, admitió en ese momento.
ECUADOR. El ecuatoriano Rafael Correa debió abrirse a nuevos mundos con las profesiones de sus hijas. La mayor, Sofía (19), se consagró como campeona nacional en Escalada y el año pasado ganó una medalla en los Bolivarianos de Trujillo. Anne Dominique (17) se inclinó por la actuación. Ya participó en películas y telenovelas.
PARAGUAY. En Paraguay parecen estar destinados a seguir con los negocios que el padre debió sacrificar el año pasado, cuando asumió la presidencia. Según informan los medios locales, los hijos mayores de Horacio Cartes, Juan Pablo (29) y Sofía (25), tienen participación accionaria en el emporio del mandatario. Él estudia Negocios Internacionales e inglés en Miami (donde fue detenido hace unos meses por agresión física) y ella cursa Administración de Empresas en Paraguay. Además, Sofía tiene otro rol, del que reniega: el de primera dama. El año pasado, Horacio Cartes la designó para que ocupara ese lugar, pese a que su exmujer, la argentina María Angélica Montaña, se había autodesignado ese cargo protocolar. “Lo estoy acompañando como hija pero no como primera dama. Siempre voy a estar a su lado, pero no hay nada oficial de que yo cumpla ese rol”, aclaró la joven el día de la asunción.
VENEZUELA. Otro joven sin título universitario y con una alta influencia en su país –con una carrera universitaria de Economía recién empezada– es Nicolás Maduro Guerra (23), hijo del presidente venezolano. El heredero político de Hugo Chávez ubicó a su único heredero sanguíneo como jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia, que supervisa las acciones de gobierno de cada rincón para luego informarle sobre las irregularidades. “Me toca por ser mi papá el presidente”, dijo en un tono casi épico.
LOS HEREDEROS DE CHÁVEZ: Rosa Virginia, “La primogénita”: No tuvo otra opción. Tras el divorcio en 2004 de su papá Hugo Chávez y su segunda esposa Marisabel Rodríguez, la joven Rosa Virginia fungió como una especie de Primera Dama de Venezuela junto con su hermana menor María Gabriela y, juntas o separadas, acompañaban al Primer Mandatario cuando se necesitaba una mujer a su lado.
La primera hija de Hugo y Nancy Colmenares estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. A pesar de haber tenido un papá distante debido a los años que Chávez estuvo en la cárcel y a que su madrastra no permitía relación entre ellos, Rosa Virginia sacó la casta tras el segundo divorcio de su padre y más aun durante la enfermedad del presidente Chávez, a quien acompañó constantemente a sus tratamientos en La Habana, Cuba.
Al igual que su padre, Rosa Virginia se casó dos veces: la primera fue con el empresario Pedro Manuel Prieto –sobrino de José Luis Prieto, quien era el ministro de Defensa– con quien tuvo a Manuel Alejandro, a quien Chávez puso de sobrenombre “El gallito”; el segundo matrimonio fue con el conocido periodista de la estatal Venezolana de Televisión, Jorge Arreaza –actualmente viceministro de Ciencia y Tecnología– con quien Rosa Virginia también procreó un hijo.
María Gabriela, “La consentida”: Poco a poco fue ganando terreno. La segunda hija de Chávez y Marisabel Rodríguez desbancó a su hermana mayor como heredera del poder y los afectos de su padre. En cuanto Chávez cambió su estado civil a soltero, su hija no sólo cerró filas con él en el aspecto emocional sino que se convirtió en la principal colaboradora del presidente.
A decir del semanario oficialista Las Verdades de Miguel: “Chávez mira hacia su entorno familiar y acaricia la idea de perpetuarse en la figura de su hija”. Por su parte, el mandatario bolivariano en el libro 48 horas en la vida de Hugo Chávez, del escritor uruguayo Samuel Blixen, dijo sobre su hija: “María tiene mucho de mí, Fidel (Castro) la llama ‘la heroína’” ya que fue ella la que delató el golpe de Estado de 2002. Para el colombiano Álvaro Uribe: “Es la niñita del presidente Chávez”.
En 2002, María Gabriela escribió un artículo titulado “Mi padre” en la web oficialista Aporrea.org donde la joven, entonces de 28 años, dijo fuerte y claro: “Él me enseñó sencillamente a amar. El me enseñó que la vida puede resultar un poco dura y hasta injusta, pero que a pesar de mil adversidades hay que luchar por alcanzar nuestras metas (…) Pueden decir lo que quieran, pueden inventar una y mil cosas, pueden culparlo, acusarlo y hasta hacerle daño. Y yo, aunque sufra, cada día de mi vida estaré feliz por haber tenido la maravillosa oportunidad de ser su hija”.
De María Gabriela (quien en Twitter es @maby80) la prensa del corazón dice que sostuvo una relación sentimental con el médico chileno Pablo Sepúlveda, quien a su vez es nieto de Salvador Allende, quien fuera presidente de Chile. Los conocedores del ajedrez político venezolano recomiendan seguir de cerca de esta joven que, por su precoz inmersión en las más altas cúpulas del poder, en un futuro no tan lejano podría colocarse como la sucesora de su padre en la presidencia de Venezuela.
Hugo Rafael, “La oveja negra”: Por ser el único hijo varón de Hugo Chávez (hasta ahorita) cualquiera hubiera apostado a que “Huguito” sería la extensión política de su padre. Sin embargo, el tercer hijo que Chávez procreó con su primera esposa es todo lo contrario: a sus 27 años está alejado completamente de la política y quizás sólo un par de veces apareció con su papá en actos oficiales.
No es gratuito. La prensa de su país asegura que no tenía buena relación con su progenitor. “No ha sido un buen estudiante, no se destaca en nada, no tiene brillo propio como María Gabriela, que tiene la verba de su padre y está formada en las ideas socialistas. Es un hijo del poder”, señaló el periodista venezolano Modesto Guerrero en entrevista para el sitio Perfil.com
Los periodistas Alberto Barrera-Tyszka y Cristina Marcano coinciden con esa hipótesis en su libro Hugo Chávez sin uniforme: “De todos los hijos, sin duda, Hugo Chávez Colmenares es el mayor enigma. Es notoria la exclusión del único hijo varón del presidente de los actos públicos. Huguito es un joven problemático con el que el mandatario no logra congeniar”. Ni en los deportes se pusieron de acuerdo. Mientras que Chávez era fanático del beisbol su hijo se desborda por el futbol soccer y venera, por sobre todas las cosas, a Lionel Messi.
El mismo portal Perfil.com asegura que “el heredero oculto de la Revolución Bolivariana nunca incursionó en la política. En cambio, se dedicó a disfrutar de las mieles y beneficios del poder y viajó con sus amigos a Cuba y a la isla de Orchila, utilizando aviones y helicópteros del Estado. Además, aprovechó la Copa América celebrada en Venezuela en 2007 para acercarse al astro rosarino”. Lejos está la apuesta que Huguito siga los pasos de su padre.
Rosa Inés, “La enfant terrible”: El otro dolor de cabeza que Hugo Chávez se llevó a la tumba es conocida como Rosinés y es la menor de sus descendientes. La única que tuvo con su segunda esposa, Marisabel Rodríguez, a quien por cierto, en 2008 el presidente de Venezuela demandó por restringirle ver a su hija. Su ex esposa lo desmintió. Luego, él retiró la demanda.
La adolescente le sacó varias canas verdes a su padre cuando protagonizó una serie de escándalos en los que a través de imágenes compartidas en redes sociales mostraba que su estilo de vida no tenía nada que ver con los ideales socialistas de su padre. Sin embargo, el propio Chávez se prestaba a los caprichos de su hija. Supuestamente en 2008 el mandatario mandó detener el avión en el que viajaba el cantante Justin Bieber para que su hija se pudiera tomar una foto con él.
Distintos y distantes. Así son los cuatro hijos del hombre que gobernó Venezuela durante casi 14 años. Los Chávez seguramente estarán en el ojo del huracán durante los próximos días en los funerales de su padre pero, sobre todo, monopolizarán la atención mediática cuando comience la disputa por una herencia que, según los servicios de inteligencia norteamericana, asciende a millones de dólares.