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IRÓNICAMENTE, EL ACTO DE DEFUNCION DEL FUSILADO ARNALDO OCHOA DICE QUE MURIÓ POR ANEMIA AGUDA

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El acta de defunción del fusilado General de División y Héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez Ochoa dice que murió por «anemia aguda»


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En uno de los dos tribunales que juzgó a Arnaldo Ochoa estaba Julio Casas Regueiro. En el mismo año 1959  Julio Casas Regueiro (que  nunca o apenas, al igual que su hermano Senén,  estuvieron en combate ya que eran del grupito protegido  de Raúl Castro en el segundo Frente Frank País,  pues  sus padres radicados en Holguín  aportaban relevantes sumas de dinero)   se casó con una hermana de Arnaldo Ochoa y al mes de estar con ella la abandonó, lo cual no les agradó a los Ochoa y querian vengarse con Julio Casas Regueiro; intervinieron algunos personas que evitaron la venganza pero nunca hubo buenas relaciones entre ellos. En uno de los dos tribunales estaba el incompetente General Pardo Guerra ¨Pardito¨, el cual tenía aspiraciones en dirigir el Ejército Occidental, posición que prácticamente seria dada a Arnaldo Ochoa antes de que Ochoa  no siguiera en Angola  las órdenes de Fidel Castro que estaba en Cuba a miles de kilómetros del campo de operaciones. Arnaldo Ochoa  con sus decisiones fue el que evitó que no se perdiera la batalla de Cuito Cuanavale; batalla en que no hubo vencedores ni vencidos y que algunos especialistas plantean que no era necesaria. Fidel Castro queria  finalizar con una gran batalla pues ya los soviéticos le habían anunciado su decisión de retirarse de la guerra y eran ellos  los que proporcionaban la logística y algunos asesores militares.

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Tomado de http://cafefuerte.com

Acta de defunción de Ochoa dice que murió por «anemia aguda»

Por Wilfredo Cancio Isla
13 de julio de 2012





 Arnaldo Ochoa al fondo en una foto de 1959. Las fotos y comentarios fueron añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano

La muerte por fusilamiento del General Arnaldo Ochoa el 13 de julio de 1989 aparece atribuida a una «anemia aguda» en los registros del Cementerio de Colón de La Habana, según consta en un libro de reciente publicación.

La boleta de inhumación de Ochoa que figura en el archivo de la necrópolis habanera está reproducida en el libro Un cementerio que agoniza, escrito por Rodolfo Torres en colaboración con la historiadora Magaly Cabrales.

«El 13 de julio de 1989 se dio sepultura en este Cementerio C. Colón, en el Cuartel: S.E. Cuadro 17 c/c Bóveda 3 Propiedad: Administración, al cadáver de: Arnaldo Ochoa Sánchez, natural de Holguín, de 48 años de edad. La Habana Tomo: 407 Folio: 28», indica el Libro de Entierros No. 347 del archivo de la institución habanera.

«La información que contienen los libros de entierros del Cementerio de Colón ha venido sufriendo en sentido general una contracción respecto a la consignación de datos, incluyendo las inhumaciones trascendentales que se han reducido a un formulario mínimo», relató Torres en entrevista con CaféFuerte. «Fue una sorpresa hallar esta causa de muerte en la boleta de Ochoa».

Deterioro de los registros

El estudio de los libros de entierros arrojó que a partir de los años 50, los asentamientos de muertes por ajusticiamiento o asesinato aparecen registrados bajo dos causas: hemorragia interna y homicidio.  A partir de 1961 -año de la intervención estatal de la entidad- se hizo menos exigente la consignación de datos en los registros, y hoy apenas pueden hallarse los apuntes necesarios sobre los fallecidos.

El escritor asegura que la parte documental acumulada durante más de 130 años en el archivo del cementerio está profundamente dañada.

«Los tomos de registros más deteriorados pertenecen a los últimos 40 años como consecuencia de la manipulación y la mala calidad del material», consideró el autor, que aboga por la cremación como una solución racional e higiénica a los graves problemas de capacidad, robos de osamentas y deterioro general que enfrenta el célebre camposanto cubano.

La necrópolis, considerada por su valor arquitectónico entre las tres más importantes del mundo, fue inaugurada en 1876, tiene una extensión de 560 mil metros cuadrados y más de un millón de cadáveres sepultados.
(En una maniobra militar en Cuba: Arnaldo Ochoa, Senén Casas Regueiro, Fidel Castro, Rafael del Pino, general chileno invitado a las maniobras, Víctor Drake)

La investigación de Torres y Cabrales se inició en 1991 y se extendió por más de dos años. Un cementerio que agoniza -publicado en Miami  por la Editorial Voces de Hoy a finales del 2011- contiene amplia información sacada de los libros de enterramientos originales, documentos inéditos del Archivo Nacional de Cuba, y testimonios de sepultureros, historiadores y dolientes.

El libro tuvo una edición parcial en España en 1996, la cual no incluyó la información documental relacionada con Ochoa, pues el editor, Antonio Ponton, pensaba venderlo dentro de Cuba.

«Aunque Pontón tenía la intención de hacer circular el libro en Cuba, yo sabía, para mis adentros, que eso era imposible teniendo en cuenta su contenido», manifestó.

Torres, de 62 años, participó como soldado sanitario mayor en la guerra de Angola entre 1976 y 1977, y fue reportero del diario Trabajadores hasta 1994. Actualmente reside en Alemania.
(Arnaldo Ochoa y Fidel Castro en la  maniobra antes mencionada)

«El asesinato de Ochoa es uno de los actos más  horrendos y vergonzantes que tendrá que registrar para siempre la historia de Cuba», opinó el escritor.

Como parte de la pesquisa, Torres asistió, subrepticiamente, a la exhumación de los restos de Ochoa, en 1991.

«En medio del período especial [crisis económica de los años 90], en Cuba todo podía conocerse y conseguirse con un poco de dólares», relató. «Esa información tenía un precio y yo la compré».

Exhumación del General

Todavía hoy recuerda la tensión que vivió en aquel momento.

«Viví con mucha tensión aquellos segundos, porque de veras que fueron apenas unos segundos, sólo tenía ojos para mis espaldas y, con la boca seca, vi lo que ocurría en el sepulcro, entre los trabajadores», contó Torres. «Fue como una compuesta de escenas trastocadas que irían tomando su lugar con el tiempo y luego de averiguar y relacionar hechos que entonces no comprendía y desconocía… Todavía hoy hay caras y movimientos de ese día bien grabados en mi memoria».
 
(El General Arnaldo Ochoa en el Tribunal de Honor donde lo degradan pero pese a estar degradado y por miedo y perversidad del Castrismo,  el que dirige el pelotón de fusilamiento de Ochoa es el General de División Ulises Rosales del Toro (a los otros tres  el que dirigió el pelotón fue un coronel)  a quién Ochoa le salvó la vida en Venezuela cuando   herido Rosales del Toro, Ochoa lo cargó sobre sus hombre varios kilómetros)

Fue así como Torres pudo presenciar la exhumación de Ochoa desde una distancia prudencial. El acontecimiento aparece descrito en el libro de la siguente forma:

«A la exhumación de los restos del ex general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y ex héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez acudió una mujer -¿hija, hermana…?- que con aprensión envuelta en rabia y tristeza observaba a los sepultureros trabajar. Los hombres sacaron el desvencijado ataúd, removieron los restos de la podredumbre y observaron aquellos despojos que una vez fueron muy valientes. Ante la sorpresa del otro, uno de los sepultureros anduvo rápido en agacharse para agarrar el bluejeans por las patas, levantarlo y que cayeran los huesos ya mondos. El pantalón era como uno de aquellos modelos que tenían la mitad de una cremallera o cadena dorada en los bordes de los bolsillos. El hombre lo sacudió con fuerza par de veces y preguntó a la mujer si quería llevárselo. Ella respondió sin palabras con un «No» amargo. El sepulturero dobló entonces el pantalón, se lo metió bajo el brazo y agarró su bicicleta para perderse por una de las calles».

Ochoa fue detenido el 12 de junio de 1989 y procesado en la llamada Causa No. 1 junto a un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior. Acusado de corrupción, narcotráfico y alta traición, fue juzgado y condenado a muerte junto a otros tres implicados en el caso.

Según versiones extraoficiales, el fusilamiento se produjo en una unidad de Tropas Especiales en la playa de Baracoa, al oeste de La Habana.

Reproducción de la boleta de inhumación de Arnaldo Ochoa, tomada del archivo del Cementerio de Colón de La Habana:

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